viernes, 20 de julio de 2007

CENSURA EN ESPAÑA

Este artículo ya lo he publicado en el blog de 1d100 Cartas de Kozakura, pero lo reproduzco aqui también por pura indignación:

Vergonzoso señores y señoras. A estas alturas es vergonzoso. Leo indigando en El Pais lo siguiente:

“El juez de la Audiencia Nacional Juan del Olmo ha ordenado, a petición de la Fiscalía General del Estado, retirar de los quioscos y prohibir la difusión del último número de la revista satírica El Jueves por un supuesto delito de injurias a La Corona. La portada de su último número -en la calle desde el miércoles, con una tirada de 120.000 ejemplares distribuidos en 5.000 puntos de venta- representa una caricatura de los Príncipes de Asturias en una postura sexual explícita.”

Haylamadrequemeparió!

Toma Toma!

Vergonzoso señores y señoras, que en una democracia del siglo XX se de de nuevo un caso de Caricaturas de Mahoma pero en cercano. Vergonzoso lo digo por lo del juez. Por lo de los mojigatos salvapatrias que dicen que no se puede criticar a alguien al que se le pagan millones de euros de nuestros impuestos para mover las pelotas al ritmo del relax, para alguien que solo sirve para presidir cenas oficiales y desfiles de las fuerzas armadas. Manda Huevos.

Larry Flynt ya demostró que la sátira y el humor es parte esencial de la libertad de prensa y la libertad de expresión en los tribunales norteamericanos.

¿Es ESPAÑA, TIERRA DE LA LIBERTAD MIL VECES MÁS HUMANA Y LIBERAL QUE AMERICA* menos que aquel país de sillas eléctricas y menores en cámaras de gas**?

¡Vergüenza revería de darnos! Vergüenza por permitir que unos soplagaitas hereditarios dicten que no se puede hacer chiste de ellos. Vergüenza porque una monarquía no pega en un estado democrático ni de lejos. Vergüenza por no reconocer que a esta gente le gusta vivir del cuento y la falacia. Vergüenza por dejar censuren lo que le salga de los COJONES.

¡VIVA LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN! ¡VIVA EL HUMOR!¡VIVA EL JUEVES!

Os rasgasteis las vestiduras con las viñetas de Mahoma y ahora os las comeréis todas enteritas hipócritas de mierda.

A todos los humoristas de “El Jueves”: ¡ADELANTE MACHOTES! ¡NADIE NOS QUITARÁ LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN!

Yo apoyo al Jueves

Ya me han calentado los putos cascos…

* O eso dicen

**Mucho respeto por la democracia más duradera del mundo, pero es que tenía que poner un ejemplo del que tirara mucho la gente aqui. PAZ HERMANOS.

domingo, 15 de julio de 2007

Primera parte al completo!

Amigos y amigas!

Por fín la primera parte de "BlackOut!" en PDF para el disfrute en condiciones de las sordidas calles de Nueva York en el 2080.





¡Que lo disfruten tanto como yo!

Pronto artículos sobre el sistema ORC ( Organic Rules Components) con ejemplos de personajes, nuevas reglas y avances de la tan esperada traducción del manual ORC.

No olviden de visitar:

www.vajraenterprises.com
www.masashi-san.com

www.ashen-victor.deviantart.com

viernes, 13 de julio de 2007

Destinos Peores Que la Muerte: BlackOut! (10)

Bueno.

Supongo que este es el fin. Todo está oscuro, no siento mi cuerpo, no tengo conciencia de nada exterior a mí. Si esto es la muerte entonces he experimentado pequeñas muertes todos los días de mi vida al irme a dormir. Supongo que será el mecanismo del cuerpo humano para hacer más placentero el paso de estar animado a inanimado y no hagamos demasiado ruido. En el momento del óbito el cerebro manda numerosas señales a diversos disparadores neurales que desencadenan una reacción química que libera enormes cantidades de serotonina induciendo al dueño del susodicho cerebro por fenecer a experimentar un placer o, por lo menos, alivio, en el momento clave del final de su vida.

Hay que ver lo que aprende uno con tanto estudio… a ser consciente de su propia muerte en base al estado en el que se autoanaliza el cerebro. Pero me pregunto si eso es posible. Es decir, si estoy muriendo en estos momentos tendría que estar teniendo visiones de mi vida corriendo frente a mis ojos, o ver la luz al final del túnel, o la cosa que se supone ha de ocurrirme a mí en particular. Incluso si se supone que estoy muriendo mi cerebro tendría que estar tan plagado de serotonina que no podría hacer un autoanalisis en condiciones.

Los fenómenos psíquicos son otra opción. ¿Nada de visiones? ¿Nada de experiencias fuera del cuerpo recreadas por los datos obtenidos antes de la muerte? Por lo que sé, ese tipo de experiencias son el vivo reflejo de que nuestro cerebro recoge muchísima más información de la que normalmente nos percatamos, en un momento de actividad sináptica intensa recreamos la habitación o el edificio donde nos encontramos, o un sitio que conocemos particularmente bien, con todo detalle, con actores plausibles y hasta ciertas pautas de interactividad, como en un juego o película de Realidad Virtual. El cerebro es una máquina, un ordenador, complejo y con muchas más funciones de lo que siempre nos hemos imaginado.

Cuando eres pequeño, un bebé de pocos meses, el cerebro es capaz de hacer cosas increíbles. Un bebé puede perder una increíble cantidad de masa encefálica sin perder apenas facultades mentales. ¡Incluso se puede vivir con medio cerebro! Lo único, que no es poco, que hacen es replantearse las rutas de funcionamiento de las neuronas. Si en un cerebro completo para que una idea se convierta en acción ha de pasar de A a B para llegar a C, el cerebro de un infante es capaz de recablearlo todo para que, a falta de B, A llegue a C por R, S y T. Increíble. No me extraña que en Europa ya tengan incluso academias bien serias sobre neurología psíquica.

Pero esto no quita que me esté muriendo. ¿O estoy en coma? ¿Esto es estar en coma, estar dormido sin estarlo? No, estar en coma es solo tener activa las funciones vitales del cerebro funcionando, y las de la personalidad a cero de rendimiento. Esto parece ser todo lo contrario, siento mi mente al ciento por ciento pero no mi cuerpo. Me he disociado.

Podría ser peor. Podría haber calderos y demonios con tridentes. Que tonterías pienso, si no siquiera creo en ninguna religión en particular. Tal vez haber tenido fe en alguna religión en concreto me habría ayudado a tener una experiencia cercana a la muerte más clara, no esto, estar estancado en una oscuridad autista.

Siempre pensando en ti mismo. Piensa en los demás por una vez en tu vida.

¡Yo no he pensado eso! ¿Quién eres? ¿Dónde estas?

Si que lo has pensado Roy, siempre lo has pensado. Lo hemos pensado. Lo que ocurre es que nunca has parado de plantearte supuestos absurdos o de mantener tu mente ocupada con tediosas tareas. No te callabas, por lo cual no te podías escuchar a ti, a mí, mismo. Siempre pensando en ti o tus cosas. Nunca en los demás. ¿Nunca te has planteado que es lo que espera el resto de la humanidad que hagas por ella? No, no lo has hecho pues siempre has pensado en ella como un mero medio de subsistencia. Dadme comida y alojamiento, dejadme ser feliz y que os den morcilla. No mi querido Roger Aston, el mundo no es así. El mundo esta lleno de gente, personas, cada una con sus propios problemas y sus propias aspiraciones. ¿A qué aspiras? ¿A estar solo y tranquilo? Bien, porque ahora lo tienes.

No, no era eso lo que quería. Yo no quiero estar solo.

Y sin embargo abandonas a la primera de cambio, no tienes amigos, ignoras a tus vecinos, incluso a esa señora tan amable que te daba consejos, ignoras los problemas de la poca gente que se preocupa por ti. Te enteras que en las calles de tu barrio se van a pelear dos bandas y sales corriendo con el rabo entre las piernas ¡Inaudito! Eres una vergüenza. En tu calle vive más gente a parte de ti, hay familias, negocios, esperanzas e ideales, gente que depende la una de la otra para tejer una comunidad. Y no me puedes venir con la cantinela de que la gente prefiera pasarse el día encerrada en su cuchitril enchufada a sus particulares mundos de RV, tú no has llamado a sus puertas ni les has pedido colaboración ninguna. Has dejado a la comunidad que te acoge abandonada, incluso si realmente las dos personas con las que más contacto tenías fueran el Sr. Rashid y la Sra. Schultz, algo les debes ya.

Rechazas todo conflicto y corres lo más lejos de él, y claro, cuando has tenido que enfrentarte con algo medianamente importante vas y pierdes los papeles.

¡No perdí los papeles, me atacó!

Le estabas dando con el haz de luz en los ojos, no te podía ver con claridad, y tú balbuceando como un demente, no es de extrañar que te terminara atacando, lo que estaba era aterrada, no le habías dejado escapatoria.

Soy una persona horrible, me merezco morir.

Ahora no me vengas con esa, que no estas muerto todavía, lo que has de comprender es que el mundo es más complejo que el propio yo. Sal de tu cáscara e interactúa con todos. No todo el mundo será agradable, claro está, pero creo que aprenderemos mucho más que mirando una pantalla o con un programa mental. Todavía nos queda mucho por descubrir. Nadie nos ha ayudado porque tampoco tú has puesto nada de tu parte. Esta lleno de dolor, eso sí, pero ¿no sería un sitio mucho mejor si todos nos ayudáramos un poco? El mundo es maravilloso Aston ¿No te has dado cuenta?

¿Quién eres?

Soy quien tú querrías ser. Quien siempre has sido pero nunca te has permitido ser. Quién serás cuando este oscuro encierro termine. Tú y yo somos la misma persona vista desde dos ángulos diferentes. ¿Seguimos teniendo miedo?

No tengo miedo. Ahora lo comprendo todo, me he estado preocupando de cosas estúpidas mientras me dejaba asfixiar por la rutina, me he dejado llevar por el pánico del animal que ve por primera vez el bosque después de veinte años viviendo en una jaula. Pero ahora comprendo que de lo único que tengo que tener miedo es de volver a hacer lo mismo de siempre. Todo está claro. Ahora puedo morir.

Pero no pienso morir, todavía quiero darle las gracias a aquellos que me han ayudado y ayudar a los que me lo pidieron y los ignoré ¡No voy a morir! ¡VOY A VIVIR!


Aston siguió yaciendo en el agujero hasta que un perro lo encontró y empezó a ladrar. El destornillador no había atravesado, por fortuna, ningún órgano vital. Cuando lo subieron había perdido mucha sangre y estaba delirando. Le inyectaron muchas medicinas diferentes, le cosieron las heridas y le entablillaron los miembros dislocados.

El hombre que le atendió no le dio muchas esperanzas. La mayoría de las heridas no eran necesariamente mortales, pero había visto envenenamientos similares y sabía que no iba a ser tan fácil. “Solo es cuestión de esperar y de que ponga algo de voluntad por su parte”.

Durmió.

Y cuando despertó era otra persona nueva.

Sonrió y se preguntó que podía hacer para devolverle el favor de una segunda oportunidad al mundo, en cómo hacer las cosas un poco mejor.


__________________________FIN DE LA PRIMERA PARTE

martes, 10 de julio de 2007

Destinos Peores Que la Muerte: BlackOut! (9)

Cuando se levantó Aston no se molestar en fijarse cuanto tiempo había pasado, ahora mismo se encontraba a la intemperie, calado hasta los huesos, con cálida y espesa sangre resbalándole por la palma de la mano y ningún refugio donde rostros conocidos le recibieran. A decir verdad, poco le empezaba a importar ya todo esto. La guerra de bandas, los policías corruptos, la amenaza terrorista, los saqueadores y secuestradores, hasta el mítico Colin de los desvaríos del demente anciano se situaba ya en un nivel de preocupación muy inferior que su propio futuro personal. ¿Cómo pretendía seguir estudiando en condiciones sin un sitio seco y cómodo? Sin pensárselo dos veces entró en el ennegrecido edificio de apartamentos.

Entró en el hall del edificio que inmediatamente le libró de la mayor parte de la lluvia, si bien ahora tendría que preocuparse más por no tropezar con nada o clavarse algún metal o plancha plástica desprendida durante la cremación. Oscuro como la boca de un lobo Aston se vio forzado a rebuscar entre sus pertenencias, con cuidado de no utilizar la mano herida, para sacar una pequeña linterna operada por baterías cinéticas. La agitó como si fuera un bote de spray e inmediatamente comenzó a emitir un chorro de luz pequeño pero más que suficiente para empezar a moverse. Se colocó las infogafas en la solapa del chubasquero, el cual se había abierto y dejado caer la capucha, ambos objetos ahora mismo le servían de poco allí dentro.

No se sorprendió demasiado al ver que alguien ya se había encargado de limpiar un poco el pasillo y las escaleras, aunque más que nada simplemente se había apartado la basura y los obstáculos hacia las paredes o esquinas. La mayoría de las paredes no parecían estar directamente afectadas por el fuego, solo negras por el humo, y debajo del hollín se podía ver, con un poco de imaginación y rascando un poco, el anterior papel pintado y los graffiti de rigor proclamando tal pasillo o escalera propiedad de tal o cual. Aston guardaba la ilusoria esperanza de que por algún misterioso milagro el apartamento en particular de su tía se encontrara en perfectas condiciones, iluminado y agradable. Incluso con un pastel de moras esperando recién sacado del horno. A Aston le encantaba el pastel de moras y crema, ligeramente ácido y no muy dulce, con la corteza crujiente. Sin embargo el persistente olor a quemado y la razón le llevaron de nuevo a la cruda realidad.

Se encontraba ya en el cuarto piso, frente al apartamento 4D. Efectivamente el apartamento no se había salvado milagrosamente, ni había un pastel esperando en el horno. Pero si había alguien para recibirle.

La figura estaba agachada entre los escombros de lo que fuera la cocina en cuclillas apartando cascotes, pues parte del techo se había derrumbado. En una mano llevaba un recipiente de cafetera medio lleno de lo que parecía ser barro, el resto del cuerpo era irreconocible bajo la capa con capucha y la bufanda que le tapaba la cara.

Cuando el desconocido se dio cuenta de la presencia de Aston se incorporó y sacó un cuchillo del cinturón mientras metía el recipiente de cafetera entre los pliegues de la capa. Levantó el cuchillo a la altura de los ojos con el brazo bien estirado.

-¡Si te corto es estas muerto tío! No te muevas ni un paso. – La voz sonaba joven, más que Aston. A este le pareció la voz de un adolescente o tal vez una mujer joven.- Si quieres una parte tendrás que contribuir con algo o sacarlo de otro sitio.

La situación le pareció confusa a Aston, todavía se encontraba en estado de shock por el frío y el dolor de la mano, sin contar con las rodillas que de nuevo le dolían. No sabía ni entendía que le estaba hablando ese individuo, y solo comprendía que quería que se fuera del apartamento que por derecho propio pensaba que se le debía. Dio unos pasos y entró en el apartamento completamente. No paraba de iluminar a la cara del extraño con la linterna mientras balbuceaba excusas y disculpas que se le venían a la mente.

-Disculpe señor, o señora, asaltante pero es que resulta que lo he pasado bastante mal y solo quiero quedarme aquí un rato. Es el apartamento de un conocido. Bueno, en realidad no. Solo es que tenía que venir aquí. No se que quiere pero no creo que sea lo mismo que yo. Es que lo he pasado bastante mal ¿Sabe? ¿Ocurre algo malo? No creo que…

El desconocido reaccionó al a acercamiento de Aston lanzándosele encima con el cuchillo por delante. Los dos tropezaron y cayeron al suelo. Algo se partió, el recipiente de la cafetera con toda seguridad, y un tosco abrupto le acompaño. Aston se golpeó contra un mueble al caer que desparramó cacharros por todo el suelo libre de escombros. El desconocido tiró de la capa que aprisionaba Aston e inició la huida. Aston prefirió quedarse en el suelo esperando y no iniciar ningún tipo de persecución. Ya había tenido bastantes sobresaltos ese día como para buscar una pelea el solo por un piso vacío y quemado.

Para colmo le había hecho un corte feo en el hombro derecho. Se lo iluminó bien y forzó el cuello para verlo en condiciones. Efectivamente era aparatoso, le había cortado haciéndole una herida larga aunque no muy profunda. No había afectado al hueso ni a la musculatura en general. Lo más que sentía era un escozor que le recordaba a cuando se ponía sal en las llagas de la boca.

Había oído que algunas bandas del sur de Manhattan empuñaban hojas envenenadas para matar a sus contrincantes con el mínimo roce, o por lo menos que les dejaban ciegos o subnormales. Se quitó la idea de la cabeza. ¿Cómo iba a tener un desarrapado como ese ningún veneno mortífero? El veneno es cosa de asesinos con clase o gente con mucho dinero, no de pordioseros saqueadores o patanes con capa. La idea volvió a su mente y se volvió a examinar la herida con más cuidado. En los bordes de esta había pegados grumos de una pasta negra, que se los quitó con algo de agua de lluvia y mucho cuidado.

No, esto es solo suciedad, ese puñetero ratero estaba agachado en el barro y ceniza de la cocina, es normal que sea suciedad. ¿Quién en su sano juicio llevaría un cuchillo envenenado para ir a buscar basura?

De repente a Aston le empezó a doler la cabeza.

-¡Serás hija de puta! ¡Me cago en tu puta madre! ¡ESTÁBA ENVENENADO!

Aston se incorporó de golpe y se mareó un poco. Tambaleándose empezó a bajar por las escaleras, por donde suponía el desconocido había huido. En su mente se empezaron a formar extrañas ideas. Se propuso atrapar al individuo y exigirle disculpas por envenenarle en tan tremendas circunstancias. Sus pasos se tornaba ora rígidos ora lánguidos cual serpiente. Cuando atrapara al tipo, se decía, le contaría la historia de su vida para ver cuan equivocado estaba. Cuando estaba ya en la planta baja se estaba proponiendo partirle la cabeza y gritarle cuan frustrado estaba.

Aston se paró en la puerta del edificio. Con la lluvia azotándole la cara era consciente de que estaba empezando a delirar y perder el control. Los músculos de la cara se le habían contraído en una sonrisa torcida y dolorosa y respiraba trabajosamente. Empezaba a ver destellos de color frente a sus ojos y el suelo comenzaba a tambalearse. Empezaba a perder el control como una persona somnolienta pierde la noción del paso de la realidad al sueño, y Aston era plenamente consciente de ello.

Empezó a andar a paso ligero por la calle, no sabía exactamente en que dirección, era todo confuso y raro. A veces no veía nada, otras le parecía todo muy claro y colorido, con formas imposibles y gentes que lo miraban desde las nubes. Se encontraba mareado y fatigado. No sentía ya la boca y la saliva comenzaba a resbalarle por la comisura de los labios.

-¡CABRONEEEEEEEES!- Consiguió gritar de forma coherente.

Era consciente de que estaba hablando a gritos con las misteriosas figuras multicolores que le miraban entre las nubes. Esos bastardos se reían de su situación y le señalaban mientras que a él le pasaban cosas de lo más horribles. Algunas se acercaban a ras de suelo en ángulos imposibles y le señalaban a la cara “¿Que te ocurre Roger? ¿Te ocurre algo malo? No me digas mas, te has meado en los pantalones eso es ¿No?”. Aston respondió atacándolas con lo que pudo agarrar a primera vista. Era consciente de que se estaba haciendo mucho daño en ambas manos ¿Qué había agarrado? Usó el palo contra las figuras burlonas, que le esquivaban y seguían riéndose de él. Estas empezaron a contraatacar y sus burlas se convirtieron en amenazas y acusaciones.

Estoy delirando, joder. Que alguien me ayude. Estos tipos me quieren matar. Voy a morir aquí en medio sin ni siquiera saber que puñetas me esta pasando. ¿Por qué no dejan de reírse? Siempre por encima de los demás. Siempre abandonándome. Siempre rechazándome por misteriosas razones. Pero esta vez vais a pagar. ¡Habéis bajado y me las vais a pagas!

-¡Hijos de puta os voy a matar a todos! ¡CABRONEEEEEEEEEEES!

De repente el mundo se volvió claro y dolorosamente cercano.

Se encontraba tirado en un drenaje de agua o alguna conducción de alcantarillado grande, estaba sobre unos escombros, sobre los que seguramente había caído por el ancho agujero que había sobre él. Por este entraba la luz del amanecer ¿Cuánto tiempo había pasado delirando? Sentía todo el cuerpo dolorido, con ganas de vomitar y una presión insoportable en el pecho. A duras penas pudo mover la cabeza y verlo.

El mango de un destornillador sobresalía de su pecho a la altura del corazón.

-Mierda… -Alcanzó a decir antes de perder la conciencia de nuevo.

domingo, 1 de julio de 2007

Destinos Peores Que la Muerte: BlackOut! (8)

Capitulo Tercero:

-POISON-

Corrió escaleras arriba en cuanto las puertas automáticas le dejaron pasar, dejó atrás en la estación un río de sintecho acurrucándose entre cartones y mantas viejas, pasó un par de trabajadores industriales con monos y salió a la calle, donde la lluvia le golpeó dejándolo sin respiración.

Después del calor, el olor y el estrés del metro solo buscaba una bocanada de aire fresco y reconfortante, algo de aire que expulsara sus fantasmas personales. Por poco se asfixia, la lluvia caía fuerte, como un ejército de balas disparadas desde el negro cielo, el agua se le metió por ojos, nariz, boca y oídos, no la esperaba y esta le cegó y confundió durante unos instantes en los que sus ropas quedaron empapadas. No estaba acostumbrado a la lluvia, solo a ver llover a través de la ventana, a que se mojara la gente que andaba por la calle. Tras a conmoción retrocedió hasta la luminosa protección de la estación. Allí abrió la bolsa y sacó un chubasquero plegable de color gris. Llevaba el logotipo en forma de pirámide escalonada verde lima de Zigurat Corporation, una de las muchas empresas que le habían rechazado y había tenido por lo menos el detalle de regalarle una prenda barata por todo el esfuerzo invertido.

Por lo menos no llama la atención demasiado - pensó Aston consolándose con algo de humor.- Espero que valgas los seis meses de estudio…

Salió decidido y con paso firme a la calle. Las infogafas informaron a Aston que su destino se encontraba varias manzanas al sureste. Se caló bien la capucha y emprendió la marcha por las oscuras calles del centro de Manhattan.

Había subestimado la lluvia. Al salir del metro le había parecido molesta, nada más, pero el constante golpeteo de gotas de lluvia sobre el chubasquero había conseguido empaparle a base de colarse el líquido elemento entre junturas y cierres. Cuando salió le parecía una buena temperatura, pero al cabo de un rato, dentro de la ropa, estaba asándose, sudoroso por no poder transpirar bien. En las calles no hacía nada de calor, solo la lluvia fuerte e incesante y un desagradable viento que aparecía de vez en cuando al doblar una esquina llevándose consigo basura y papeles y empapándole los pantalones y las chanclas.

No veía prácticamente nada, el corte de luz había dejado a oscuras a todo Manhattan, y la gente decente ya se habría echado a dormir apagando las valiosas velas o luces de emergencia. El agua que resbalaba por las gafas tampoco ayudaba mucho. Ajustó el contraste de información y sobre la superficie de estas de proyectó, a parte de la ruta hasta el apartamento, el nombre de cada calle y el contorno aproximado de los edificios según el GPS. Contempló un paisaje, a levantar la cabeza, de edificios de muchas y pocas plantas, una jungla de líneas naranjas proyectadas sobre la noche.

En la 7th Este pasó por al lado de lo que parecía ser una vieja iglesia, ortodoxa o griega, dentro parecía haber luz pero los gritos y gruñidos enfadados que surgían del interior acabaron con las ganas de Aston de buscar un sitio iluminado y seguro donde recuperar el aliento.

No estoy de humor para locos o mendigos. Ni creo que ellos estén de humor para mí. Cuando llegue al apartamento me tomaré una buena ducha y dormiré, si, dormiré mucho, hasta que toda esta pesadilla halla pasado. Nada dura para siempre, siempre alguien viene a arreglarlo. Así es como funcionan las cosas. De un momento a otro podrían encenderse de nuevo las luces de la calle, seguro que con la luz la lluvia amaina. Seguro.

Las luces no se encendieron por mucho que lo deseó Aston, y la lluvia en vez de amainar parecía hacerse más pesada y fría. Para horror de Aston estaba empezando a caer aguanieve. La bolsa seguía ahí, pero ahora parecía pesar una tonelada.

El cuchillo también estaba ahí.

Las calles por las que las infogafas le guiaban eran anchas y apenas si ofrecían obstáculos, unas cajas de plástico desperdigadas por aquí, un barril lleno de basura por allá y algún que otro árbol o arbusto que se había abierto paso a través del desquebrajado asfalto. Cuando comenzó a tronar Aston se echó a un lado y miró el cielo. Los relámpagos trazaban efímeros caminos de luz entre los enormes bloques de nubes, otras se ramificaban como venas en un cuerpo descomunal. Parecían negarse a caer al suelo, parecía que ni siquiera se dignarían en tocar la ruinosa isla, cuando de repente calló en lo alto de una gran factoría. Saltaron chispas de las altas chimeneas y el mundo crujió a su alrededor cuando el vacío creado por el rayo se derrumbó sobre si mismo en un estruendoso y ensordecedor trueno.

Aston calló al suelo por la impresión más que por el impacto. En su retina se había quedado grabada la imagen del impacto como un borrón blanco. Alguien en la otra acera rió a carcajadas.

-¡Ja ja ja ja ja ja!

Aston no podía verlo con claridad, pero entrecerrando los ojos creyó distinguir una forma humana agazapada con un cigarrillo encendido o un puro en la boca.

- ¡Mírate chiquillo! ¡Solo es el poderoso Zeus que quiere prender fuego a esta ciudad de perfidia y maldad!- La voz aguardentosa y quebrada acusaba a Aston, o eso le parecía a él, a la vez de que parecía pedir clemencia.- Nadie se da cuenta pero está ahí… si si si ¡SI! Él está en todos lados porque él también es un dios. Oh, Dios mío, Buda, Alá, Señor Presidente, líbranos de los que nos quieren corromper en vida, líbranos del hijo del diablo que se transforma y nos quiere corromper con sus falsas apariencias.

Entre las sombras del portal de un edificio de ladrillo medio derruido se acurrucaba en una esquina lo que parecía se un anciano harapiento. Había dejado caer los cartones que le ocultaban y un pequeño fuego en una lata lo iluminó desde abajo. En una mano llevaba lo que parecía ser una botella de licor, el la otra un trozo de cristal de aspecto peligroso.

-Te llevaste a mi hijo y quieres volver para llevárseme a mí, ¿no? Pero no vas a poder conmigo, fui… SOY médico todavía, y sé muy bien que si me jodo el cerebro antes de que me cojas no podrás conmigo, no, no, no…- El hombre estaba delirando, se tambaleaba de un sitio a otro como un muñecajo. Al llegar a la acera señaló a Aston.- Tu me lo arrebataste, pero yo lo puedo recuperar. Sigo siendo fuerte y tu no eres más que un demonio… ¡De mierda!

Aston miró a su alrededor, la calle estaba oscura y el viejo de aspecto amenazador se le estaba acercando con un trozo de cristal que cada vez parecía más grande. De repente recordó el cuchillo de la bolsa. Tanteando con prisa encontró la cremallera empapada en agua, la abrió tan fuerte que casi le arrancó la hebilla y metió la mano. Sintió algo cálido y un calambre de cegador calor que ascendía de la palma de su mano hasta el codo.

-¡JODER!

Con las prisas se había cortado la mano izquierda al ir a coger el cuchillo. La sacó con cuidado para no terminar de rebanarse la palma de la mano. Le temblaba mucho y, a la poca luz, parecía sangrar mucho. El viejo seguía acercándose lentamente.

-Los pecadores como tú, ungidos por la sangre de los débiles y los inocentes, alimentados por la sangre derramada por los injustos y depravados, hijos de Colin, hidra de mil rostros, no me asustais. Lo he perdido todo, lo he gastado todo, lo di todo y me traicionasteis. ¡ME TRAICIONASTEIS!

Las piernas de Aston reaccionaron lanzándole a un lado, apoyó las manos en la acera sin importarle la basura o la suciedad, corrió alejándose del viejo demente. La bolsa se balanceaba de un lado a otro, la capucha destapó su cabeza, la lluvia golpeó su rostro y llenó su boca. Corrió y corrió por las calles oscuras dejando tras el horror de la locura, corrió deseando con todo su corazón que él no estuviera detrás. Corrió pidiendo a dios que le diera un descanso. Corrió hasta que los pulmones de volvieron a arder y perdió el aliento, y aún así siguió corriendo, tambaleándose y llorando hasta caer rendido sobre el asfalto húmedo.

Apretó fuerte los dientes y sollozó.

Porqué le tenía que pasar esto a él, pensó. Porqué todas las cosas malas del mundo caen sobre aquellos que se esfuerzan en apartarse del curso del mundo. ¿Por qué tenía que soportarlo? No había hecho nada a nadie pero el mundo se empeñaba en golpearlo con fuerza.

No puedo, no puedo, no soy capaz de terminar con esto. Que tengo que hacer para poder vivir en paz. No pido nada más, solo paz y tranquilidad, no locos que me quieran matar, ni ejercitos en mi barrio, ni cabrones que me rechacen porque no me dejan demostrar lo que valgo. Solo quiero… que me dejen en paz.

No podría decir cuanto tiempo se llevó sollozando sobre el asfalto, derrotado y asustado. Cuando levantó la cabeza y abrió los ojos las infogafas parpadeaban y señalaban que solo quedaban cincuenta metros para llegar a la casa.

-¡Tía Anette! Por favor ayudame…-Susurró mientras se levantaba.- Ayúdame…

Anduvo el camino restante como en un sueño, cruzó un descampado plagado de palos y arbustos, una vieja placa oxidada que marcaba la 6th Este. Y en el destello de un relámpago lo vió. El edificio de apartamentos. El número 534.

No era más que un derrelicto, el edificio había ardido ennegreciendo la fachada, las ventanas habían explotado sembrando la calle de cristales y cortinas chamuscadas. La puerta de la calle había desaparecido.

Allí no vivía NADIE.

Aston calló de rodillas al suelo y comenzó a llorar de nuevo, ya poco le importaba que le encontraran.

Siguió lloviendo.